Educar es ofrecer un futuro. En la educación se prepara el camino que hace de cada ser humano un mejor humano.
Por eso, todo el esfuerzo que se haga en la educación es un esfuerzo necesario que contribuyeal beneficio de todos. Al beneficio de cada pueblo, de cada ciudad, de cada sociedad.
La Iglesia se empeña en la educación desde sus orígenes: los maestros con sus discípulos en el tiempo apostólico, las escuelas monásticas y también estuvo presente en el nacimiento de las universidades.
Más cercana en el tiempo está la educación escolar de niños en situación de pobreza y abandono que encabezan carismas como los de S. José de Calasanz, S. Juan Bosco o S. Juan Bautista de La Salle.
La presencia eclesial en la educación tiene una larga historia y hoy, en nuestro país, sigue realizando una importante contribución a la educación de niños, jóvenes y universitarios. Innumerables instituciones educativas, concertadas o privadas, ofrecen la mejor educación con el modelo de Jesús como referencia concreta.
La Iglesia ofrece este modelo en la educación infantil, en la obligatoria, y también en la Universitaria. Alcanza la formación profesional y la educación especial. Una educación que alcanza a millones de alumnos y redunda en un beneficio para toda la sociedad.
Aunque los resultados de la educación se ven en el futuro los esfuerzos para conseguir esos frutos se realizan en el presente. En ello trabajan decenas de miles de profesores que conocen los fines del proyecto educativo. Son los que ponen toda su dedicación y esfuerzo al ser conscientes de que los alumnos bien educados hoy harán posible mañana una sociedad más humana.
Educar es ofrecer un futuro.
En la educación se prepara el camino que hace de cada ser humano un mejor humano.
¿Cómo lo hacemos?
La actividad que desarrolla la Iglesia desde hace siglos en el ámbito educativo tiene una gran relevancia hoy en nuestro país, con 2.536 centros católicos. El carisma de numerosas órdenes y congregaciones religiosas es la educación. También las diócesis se involucran en la construcción de una sociedad más justa y más fraterna a través de la enseñanza en los 311 colegios diocesanos.
Más de un millón y medio de alumnos, de cualquier creencia y condición, se forman cada año en alguno de estos centros que proponen un conjunto de valores a la luz del Evangelio, lo que se traduce en una formación integral de la persona.
Además, suponen un importante ahorro al Estado. Estudios recientes han demostrado el impacto positivo multiplicador que tiene la educación católica en España.
La educación cristiana en cifras
- 2.536 centros católicos
- 1.502.868 alumnos
- 134.336 trabajadores
- 108.591 docentes
- 2.402 centros católicos concertados
- 63.099 aulas
- 82.199 alumnos extranjeros
- 311 colegios diocesanos
- 130.137 alumnos en colegios diocesanos
- 3.119.268 alumnos inscritos en la asignatura de religión
- 35.799 profesores de religión
y además:
Fuente: Memoria anual de actividades de la Iglesia Católica en España 2022
«Es la educación la que proporciona la gramática para el diálogo entre las generaciones, y es en la experiencia del trabajo donde hombres y mujeres de diferentes generaciones se encuentran ayudándose mutuamente, intercambiando conocimientos, experiencias y habilidades para el bien común».
PAPA FRANCISCO
Presencia y compromiso
La Iglesia ha renovado su presencia y su compromiso con la educación en un congreso que celebró su fase final el 24 de febrero en Madrid, tras un proceso de trabajo que se inició el 2 de octubre en Barcelona. Un tiempo dedicado a potenciar la participación y la reflexión conjunta de toda la comunidad educativa.
Pero también han sido unos meses en los que se ha puesto cara a los que están detrás de las cifras de la Iglesia en la educación. En este periodo previo, se han presentado 78 proyectos de la Iglesia en nueve ámbitos educativos en los que está presente: colegios de ideario cristiano; profesorado de Religión; centros de educación especial; educación no formal; centros de Formación Profesional; universidades; profesorado cristiano; colegios mayores y residencias universitaria; y buenas prácticas de coordinación entre parroquia-familia-escuela.
Cada proyecto de los que se han presentado es solo un ejemplo del día a día de la labor que realiza la Iglesia en el campo de la educación.
Isabel Alonso Salvatella, colegio de Educación especial María Redentora, en Madrid
Todos nuestros alumnos son capaces de todo. Por ello desde nuestro departamento de Pastoral Educativa hemos diseñado un proyecto de educación social, donde nuestros alumnos jóvenes y adultos son personas comprometidas con la sociedad. A través de nuestros alumnos hacemos acciones de voluntariado durante todo el curso. Con ellas conseguimos que nuestros chicos, nuestras personas con discapacidad, sean capaces de llevar el evangelio de Jesús a aquellos sectores más vulnerables.
Nuestra primera afirmación es, por tanto, que estamos educando y queremos educar,
Mons. Alfonso Carrasco, presidente Comisión Episcopal para la Educación y Cultura
que esta misión educativa caracteriza nuestra alma más íntima y tiene trascendencia universal,
para el bien verdadero de la persona y el de nuestro mundo.