La juventud es el presente y el futuro de la Iglesia. Los jóvenes aportan su energía, pasión y esperanza a cada comunidad eclesial.
La Iglesia les ofrece un lugar donde pueden encontrar paz, propósito, misión, sentido. Donde pueden ser ellos mismos. Donde pueden crecer en la fe. Donde pueden crear vínculos de amistad para recorrer juntos su camino espiritual.
Ofrece una variedad de actividades y programas: desde retiros espirituales y grupos de estudio bíblico, hasta oportunidades de voluntariado, dimensiones de caridad que permiten dar y recibir.
Pero esto es solo el comienzo. La Iglesia puede hacer más, brindando formación, acompañamiento espiritual y creando espacios seguros donde los jóvenes puedan expresar sus inquietudes y sueños.
La Iglesia invita a todos los jóvenes a ser parte activa de la comunidad. Su voz, sus ideas y su fe son vitales.
Los jóvenes tienen que ser protagonistas para construir juntos una Iglesia viva y llena de esperanza para el mundo.
La juventud es el presente y el futuro de la Iglesia. Los jóvenes aportan su energía, pasión y esperanza a cada comunidad eclesial.
¿Cómo lo hacemos?
La juventud es el presente y el futuro de la Iglesia. Los jóvenes aportan su energía, pasión y esperanza a cada comunidad eclesial. Sin embargo, como recuerda el papa Francisco, «también necesitan signos de esperanza aquellos que en sí mismos la representan: los jóvenes. Ellos, lamentablemente, con frecuencia ven que sus sueños se derrumban. No podemos decepcionarlos; en su entusiasmo se fundamenta el porvenir».
Para ese porvenir, la Iglesia dedica 381 centros para atender a menores y jóvenes. En 2022, pudieron beneficiar 55.451 jóvenes. Estos centros han sido los más numerosos, por detrás de los centros para mitigar la pobreza y para promover el trabajo. Su principal objetivo son los colectivos de infancia y juventud en riesgo, para contener el peligro de que caigan en la exclusión.
Están orientados:
- Centros y hogares de acogida para menores
- Centros y hogares de acogida para menores con tutela familiar
- Proyectos de apoyo educativo y refuerzo escolar
- Centros de formación para jóvenes, inserción laboral y capacitación profesional
- Programas de pisos asistidos para jóvenes tutelados cuando llegan a la mayoría de edad
- Programas de reincorporación familiar
- Hogares de acogida para madres con menores a su cargo o embarazadas
- Proyectos de educación de calle
- Proyectos de prevención del absentismo escolar
- Actividades de ocio, tiempo libre y deportes
Fuente: Memoria anual de actividades de la Iglesia Católica en España 2022
Dar y recibir
Pero la Iglesia también está con los jóvenes mientras crecen en la fe, ofreciendo programas de formación, acompañamiento espiritual y potenciando la dimensión de caridad, que les permiten dar y recibir.
En definitiva, quiere que los jóvenes sean parte activa de la comunidad y los protagonistas en la construcción de un Iglesia viva y llena de esperanza para el mundo.
Este verano va a vivir una experiencia de Misión en Perú
Alejandro López tiene solo 22 años y está dispuesto a llevar esta esperanza a la selva de Perú. Tiene claro que este es su plan para el verano. Se marcha con otros jóvenes, todos de la parroquia Santo Tomás de Villanueva de Alcalá de Henares. Juntos van a vivir unas vacaciones diferentes compartiendo su fe y su tiempo con «personas que no conocen a Cristo».
Porque la experiencia que se propone va más allá del cuidado o de llevar alimentos: «Quiero llevar a Cristo por el mundo». Cuando se enteró de que Perú era territorio de misión, «tuvo la necesidad de hacer este proyecto».
Como en numerosas parroquias y grupos de diferentes diócesis, Alejandro también va a colaborar en apoyo escolar, animación, catequesis y ofrecer su apoyo en los asentamientos de la selva peruana.
El encuentro con Cristo en los demás
Carlos García Nieto ya ha tenido esta experiencia. En 2017 fue por primera vez de misión a Guinea y ahora pertenece a «Familia y Juventud misionera», del Regnum Christi. En Guinea descubrió que los valores de la Iglesia son universales y la vivencia con los demás «es lo que nos lleva a compartir y vivir el Evangelio».
En esta misión, este grupo de jóvenes, también visita a los enfermos en el hospital, ayudan en el centro de salud, reparando las estructuras de las casa… «aportando cada uno nuestro granito de arena”.
“Íbamos cada día puerta a puerta -explica- pero muchas veces la lección sobre el Evangelio nos la daban ellos. Había gente muy formada. Al final crees en lo mismo. Ves realmente la universalidad de la Iglesia”.
Con Cristo es mucho más
Quique Mira (@quiquemira) y María Lorenzo (@marialorenzo99) son dos jóvenes católicos que han optado por evangelizar a través de las redes.
Cuando Cristo entró en sus vidas vieron que una de las maneras de llevar el Evangelio a los jóvenes era a través de las redes sociales. Ellos se conocieron por Instagram. Ahora son novios y entre los dos suman cerca de 60.000 seguidores. Además, han creado la página web Aute, un proyecto de evangelización que “pretende ser un cauce entre los jóvenes y la Iglesia”.
Comprometidos con otra manera de vivir el noviazgo, al que les propone la sociedad, pretenden, a través de las redes, que otros jóvenes pongan también a Cristo en el centro de sus vidas, porque poner a Cristo en el centro, cambió sus vidas.
Quique tiene ahora 25 años pero fue a los 19 cuando dio un vuelco su vida. Era relaciones públicas de locales de noche y «solo buscaba el éxito, patrones que te marca la sociedad». Su primer encuentro con Cristo «fue muy sencillo», el padre Javier le invitó una Semana Santa a hacer el curso de monitor de tiempo libre. Y ahí «cambió todo”.
María había estado en una agencia de modelos y compartía «mi outfit, como tantos otros perfiles”. Empezó a crecer en número de seguidores durante el confinamiento. Cuando decidió dar a conocer a Jesús por esta vía, paró dos meses la cuenta y luego la transformó en lo que es ahora: una apuesta por algo más grande, donde no están solos. De hecho, en la JMJ de Lisboa asistieron a un encuentro de referentes católicos en las redes sociales. Antes, viajaron a Calcuta y dedicaron mes y medio a servir a los pobres.
Cuando Cristo entró en las vidas de Quique y María vieron que
una de las maneras de llevar el Evangelio a los jóvenes era a través de las redes sociales.