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Carta de despedida del expárroco de Cañaveral

Fecha: 17 de septiembre de 2025

Queridos cañaveraliegos y cañaveraliegas:

Hoy me toca escribir unas líneas que nacen desde lo más hondo del corazón. Ha llegado el momento de despedirme como párroco de esta comunidad que me acogió con hospitalidad, cercanía y cariño desde el primer día.

Doy gracias a Dios por cada gesto de apoyo recibido de niños, jóvenes, adultos y mayores. Guardo un recuerdo especial para nuestros mayores y enfermos, verdaderos testigos de fe y fortaleza, que tantas veces me enseñaron con su vida a confiar en el Señor.

Mi gratitud se extiende a todas las realidades que hacen de Cañaveral un pueblo vivo y fraterno: Cáritas, personas que sirven a la limpieza de los lugares de culto, Cofradías, Hermandades, Asociaciones, Corales Folclóricas, Peñas y grupos, que con su servicio han mantenido encendida la llama de la fraternidad y el compromiso. También quiero destacar la corresponsabilidad y la sinodalidad de quienes han formado parte del Consejo de Pastoral y del Consejo de Economía, que han donado lo más preciado: su tiempo y esfuerzo por el bien de todos.

No puedo dejar de agradecer el servicio incondicional de las sacristanas, catequistas y el coro parroquial, siempre dispuestos a colaborar en la evangelización de nuestras gentes. A todos aquellos vecinos y vecinas que han colaborado en cada iniciativa: talleres, celebraciones y actividades que han fortalecido nuestra vida comunitaria. Gracias a vosotros, las fiestas han sido más fiestas, y la fe se ha transmitido con alegría a las nuevas generaciones, acompañando con cariño a niños y jóvenes.

Mención especial merecen también nuestras autoridades civiles y las diferentes corporaciones municipales que, a lo largo de estos años, han apoyado y defendido nuestras tradiciones populares, sumando al bien común y manteniendo vivo el patrimonio de nuestro pueblo.

Hoy puedo decir con orgullo que me siento un cañaveraliego más. Mi corazón palpita al ritmo de vuestras fiestas, de vuestras tradiciones y de vuestros encuentros. Pido perdón por las veces que fallé o no supe llegar a todos como hubiera deseado.

Me voy con tristeza por la despedida, pero también con alegría porque la pastoral de Cañaveral queda en muy buenas manos. El joven sacerdote que me sucede, D. Gerardo Salomón Topolá, hermano y amigo, ha sido nombrado por nuestro obispo como nuevo párroco. Doy gracias a Dios por esta sabia elección y confío en que su entrega dará muchos frutos en esta comunidad.

Mi despedida no es un adiós, sino un hasta siempre. Porque vosotros, cañaveraliegos y cañaveraliegas, sois ya tatuaje en mi corazón.

Con gratitud, oración y bendición,

✝ Miguel Ángel Morán Manzano