“La Iglesia naciente no separaba el creer de la acción social: la fe que no iba acompañada del testimonio de las obras, como había enseñado Santiago, se consideraba muerta”
(Papa León XIV, Exhort. Ap. Dilexi te)
La Iglesia invita a vivir una fe que se exprese en gestos concretos de solidaridad.
Cada año, la Jornada Mundial de los Pobres recuerda que la fe cristiana no puede quedarse en las palabras o los buenos deseos. Ser discípulo de Cristo implica mirar su rostro en los pobres, los enfermos, los migrantes y los marginados.
Inspirada en el Evangelio —“Cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis” (Mt 25,40)—, esta jornada busca promover una fe comprometida con la justicia y la ternura, que transforme realidades y acerque corazones.
En las comunidades se invita a recordar a los pobres en las Misas, organizar vigilias de oración o rezar el Rosario comunitario. Los jóvenes podrán participar en catequesis sobre la pobreza, descubriendo a los “pobres cercanos” en su entorno.
El domingo 16 de noviembre, la Misa será el centro de la celebración. Se sugiere adaptar la homilía al tema, incluir intenciones especiales, invitar a personas necesitadas a participar activamente y realizar una colecta solidaria.
La jornada también llama a salir al encuentro: visitar enfermos y ancianos, compartir comida con quienes pasan necesidad, ofrecer alimentos o medicinas a familias vulnerables y colaborar con asociaciones de ayuda social.
La Jornada Mundial de los Pobres se presenta como una oportunidad para vivir una fe activa y compasiva, donde cada gesto solidario se convierta en testimonio del Evangelio.
información publicada por la Diócesis: https://diocesiscoriacaceres.es/jornada-mundial-de-los-pobres-no-amemos-de-palabra-sino-con-obras/
