El pasado 18 de octubre, nuestro pueblo de Cañaveral fue sede de la IX Ruta por la Dignidad “Nadie sin Hogar”, una iniciativa organizada por Cáritas Diocesana de Coria-Cáceres con el objetivo de sensibilizar sobre la realidad de las personas sin hogar y defender la dignidad de toda persona como hijo e hija de Dios.
La jornada comenzó con un desayuno compartido de café con leche y dulces, en un ambiente de acogida y fraternidad. Seguidamente se procedió a la lectura del manifiesto del Círculo de Silencio, recordando el compromiso cristiano con quienes sufren la falta de un hogar y el deber de construir comunidades más solidarias.
Después dio comienzo la marcha desde Cañaveral hasta el convento de El Palancar, recorriendo juntos los caminos de la sierra. Al llegar, fuimos recibidos con gran hospitalidad por los hermanos franciscanos, quienes ofrecieron una explicación sobre la figura de San Pedro de Alcántara y nos guiaron en la visita al convento, lugar de oración y sencillez que inspira a vivir con mayor entrega y austeridad.
De regreso a Cañaveral, los participantes disfrutaron de una visita guiada a la parroquia, ofrecida por Sofía, hija del pueblo, que compartió con cariño la historia y el valor artístico y espiritual del templo.
La jornada culminó en la plaza del pueblo, donde todos compartimos un cocido preparado y ofrecido por el Ayuntamiento, gesto de generosidad que puso el broche final a un día de encuentro, compromiso y fraternidad.
Desde Cáritas Parroquial de Cañaveral y Cáritas Arciprestal expresamos nuestro más sincero agradecimiento a todas las personas y entidades que hicieron posible esta IX Marcha Solidaria “Personas sin Hogar”:
A todas las personas voluntarias que colaboraron en la preparación y desarrollo del encuentro. A las Cáritas del arciprestazgo, por su entrega constante y su testimonio de servicio. Al Ayuntamiento de Cañaveral, por su apoyo incondicional y generoso. A Protección Civil, por su valiosa colaboración y acompañamiento. A todas las trabajadoras y trabajadores que participaron en la organización. Y, de manera especial, a toda la comunidad de Cañaveral, por acoger esta iniciativa con tanta sencillez, hospitalidad y espíritu cristiano.
Que este encuentro siga impulsándonos a ser Iglesia que sale al encuentro de los más pobres, y a vivir con alegría el Evangelio de la fraternidad.
«Mientras hay personas, hay Esperanza»
