En un esfuerzo por incentivar la participación de los niños en la misa dominical, la parroquia de Santa Marina de Cañaveral ha lanzado la innovadora iniciativa «Una misa, un cromo». Con la colaboración de las empresas Toy Planet y Juguetes Ávila, la parroquia busca recordarles a los niños la importancia de la misa después de su primera comunión a través de una atractiva propuesta: un álbum y la colección oficial de cromos de la Liga 2023-2024 de las colecciones «Este».
El proyecto tiene un enfoque claro: combinar la devoción religiosa con la pasión por el fútbol. El primer domingo, cada niño recibirá un álbum de cromos y, en las semanas siguientes, obtendrán hasta 40 de los 185 cromos que componen esta colección. La iniciativa no solo promueve la asistencia a misa, sino que también busca crear un hábito duradero de encuentro con el Señor, quien comparte la alegría del deporte y la afición al fútbol.
El párroco de Santa Marina, Miguel Ángel Morán Manzano, ha manifestado su entusiasmo por la respuesta inicial de la comunidad. «Queremos que los niños asocien la misa con una experiencia positiva y gratificante. El fútbol es una pasión compartida por muchos, y unir esta pasión con la fe puede ser una manera poderosa de fortalecer su espiritualidad y su compromiso con la iglesia», comentó.
Toy Planet y Juguetes Ávila, reconocidas por su compromiso con la infancia y el desarrollo educativo, han aportado la mitad del valor de este material.
Los padres, por su parte, han recibido con agrado la iniciativa. Noelia Bonifacio, madre de dos niñas que asisten a la parroquia, expresó su gratitud: «Es una manera fantástica de mantener a los niños motivados y de recordarles la importancia de la misa. Además, coleccionar los cromos es una actividad que disfrutan mucho y les da un motivo adicional para no faltar los domingos».
La iniciativa «Una misa, un cromo» se presenta como un ejemplo innovador de cómo las instituciones religiosas pueden adaptarse a los intereses contemporáneos de los jóvenes para fomentar valores y tradiciones.
Para muchos, este esfuerzo no solo representa una oportunidad para coleccionar cromos, sino también para coleccionar momentos de espiritualidad y comunidad que perdurarán mucho más allá de los domingos. Con esta iniciativa, Santa Marina de Cañaveral demuestra que la combinación de fe y diversión puede ser una fórmula ganadora para mantener vivas las tradiciones y fortalecer lazos en la comunidad.
